Una de las tendencias de estilo que sigue este verano es el llamado cut out , que aplicado a la ropa significa: dejar al aire algunas partes de la anatomía, o bien insinuarlas mediante transparencias. Así pues, los vestidos largos con las espaldas al aire y también los monos, bralettes y blusas con la parte trasera al descubierto serán el ‘hit’ de esta temporada.
Pero no basta con seguir las tendencias, sino que lo más importante es aportar una buena salud postural, así como unos excelentes cuidados de la piel que nos permitan presumir la espalda.
Hoy Instituto Madeleine Meyer te da algunas recomendaciones para lograr este objetivo.
Para el primer asunto, nuestra recomendación es no ir nunca agachadas hacia delante mientras vistamos esta prenda. La postura que te estiliza, te aporta elegancia y resalta la belleza de la espalda y los hombros es la que obliga a éstos a mantenerse en línea recta con nuestra cadera.
Cuando estés parada, acuérdate de utilizar los recursos a tu alcance para mantener el equilibrio y demostrar actitud. Mantener las piernas algo separadas, así como poner los brazos “ en jarras” no sólo denotan una actitud de poder, sino que estiran la musculatura que rodea los omóplatos y, por lo tanto, estiran la zona dorsal.
La ropa negra también contribuye a estilizar la figura en general y además disimula problemas relacionados con la estructura ósea, como la escoliosis o la cifosis. La primera es la desviación lateral de la columna, mientras que la segunda se conoce popularmente como “joroba”.
Aunque no tengas dolor ni presente ningún problema músculo-esquelético, es conveniente que estires y practiques ejercicios básicos para fortalecer la musculatura de la espalda. Por supuesto, más allá de la cuestión estética está tu salud. Manteniendo una espalda fuerte evitaremos lesiones y contracturas de repetición.
En cuanto a la piel, lo primero es una buena exfoliación para eliminar impurezas y todas las células muertas de la epidermis. Si no lo hacemos, nuestro escote trasero dejará ver una piel muerta, apagada, sin brillo ni elasticidad.
Para la higiene diaria, ayúdate de un cepillo largo que permita llegar a las zonas donde no llega la mano. Para la hidratación no te quedará más remedio que pedir ayuda a tu pareja o familia. No te olvides de la espalda por no verla, esta zona sufre mucho las agresiones externas en verano, sobre todo el sol.
Nuestra recomendación para el sol es que te broncees unos 10 minutos sin protección en horas bajas, o muy bajas de potencia de los rayos solares. De esta manera el cuerpo recibe los rayos solares y produce la vitamina D3 que necesita el organismo. Para el resto del día, protección total.
Si quieres conseguir y mantener un buen bronceado, ayúdate de los alimentos ricos en esta vitamina y en betacarotenos. Zanahorias, frutas rojas y frutas de temporada, como la sandía.
Por último, no olvides hidratarte. Por supuesto, lo harás si ingieres los alimentos arriba mencionados, pero no te olvides del agua. En verano, entre dos y tres litros al día.
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